Intuición, ¡te quiero lejos!
Historia sobre cómo cambiamos un producto que iba directo al fracaso
Hace unos años trabajé en un proyecto para desarrollar un producto digital, específicamente una app para un público joven donde el cliente estaba seguro de conocer lo que los usuarios finales querían. Sin embargo, como buen Product Manager, quise validar sus hipótesis y hacer una investigación sobre las tendencias de esos productos en el país donde se realizaría su lanzamiento. Decidimos con mi equipo hacer workshops, pruebas de usuario y validaciones de opciones de diseño para recopilar las opiniones de los que realmente usarían este producto, en resumen aplicar el ciclo de desarrollo de producto. ¡Y menos mal😅!
Para mi sorpresa y la de mi cliente, descubrimos que estábamos completamente equivocados sobre lo que pensábamos que quería nuestro público objetivo. Fue un momento difícil por todo el retrabajo que supuso, pero también fue un recordatorio importante de la importancia de escuchar a nuestros clientes, ser flexibles, validar hipótesis y estar abiertos a cambiar a tiempo para que nuestros productos sean un éxito.
¿Cómo dimos la vuelta a la situación?
El proceso de trabajo que realizamos incorporó diversas prácticas comunes en el desarrollo de producto. En primer lugar, realizamos varios talleres con niños de entre 10 y 18 años y sus padres para entender sus expectativas y preocupaciones. Además, llevamos a cabo una investigación de mercado para conocer las funcionalidades más valoradas y las deficiencias de las aplicaciones similares existentes.
Para desarrollar el producto, seguimos un ciclo de desarrollo que comenzó con la comprensión de los key players, el mercado, los stakeholders y su estrategia de negocio, y finalizó con la definición de nuestro público objetivo. Gracias a toda esta información, co-creamos una visión compartida del producto, fundamental para garantizar el éxito del mismo.
Con esta visión, ayudamos a nuestro cliente a crear una estrategia de negocio equilibrando las necesidades de los clientes objetivo, las necesidades de la empresa y la tecnología como facilitador. Diseñamos el User Journey del producto y definimos los objetivos y métricas para evaluar su rendimiento y evolución.
El resultado de todo este trabajo es una aplicación que crece junto con los niños, desbloqueando funcionalidades más avanzadas basadas en logros y utilizando la gamificación para hacerlo más entretenido. Se digitalizaron procesos tradicionales para recompensar las tareas asignadas y hacerlos más divertidos y medibles.
El reto continúa
Debemos mantener nuestra app actualizada y evolucionando constantemente lo que se convierte en un gran desafío que debemos enfrentar para mantener a nuestros clientes satisfechos. Para lograr esto, es fundamental implementar actividades posteriores al lanzamiento de la app, como la recopilación, análisis y priorización del feedback de los clientes, el seguimiento y análisis de métricas, la planificación de funcionalidades a medio y largo plazo, la gestión de lanzamientos y el análisis continuo de mercado.
Para llevarlo a cabo, es importante contar con herramientas como reportes de métricas y de mercado, un plan de evolución claro y conciso, así como planificaciones de iteraciones bien definidas. Además, el Roadmap de evolución del producto puede ser de gran ayuda para tener una visión clara de hacia dónde queremos llevar nuestra app y poder tomar decisiones estratégicas acertadas en cuanto a su evolución.
Este caso es un claro ejemplo de la importancia de escuchar, validar y ser flexibles en el desarrollo de productos digitales. Es crucial estar al día con las tendencias tecnológicas y considerar las expectativas de los clientes en cuanto a usabilidad y diseño para evolucionar nuestras soluciones.
Los clientes buscan productos innovadores y personalizados que satisfagan sus necesidades, por lo que es esencial para los responsables de producto conocer y aplicar de manera efectiva las tecnologías emergentes para mantenerse relevantes.