La Cultura de Producto ideal, ¿existe?
Beneficios de tener una buena cultura de producto. Está en nuestras manos.
Las empresas y startups que hay detrás de los productos tecnológicos más exitosos del mercado tienen una cosa en común: una buena Cultura de Producto.
Aún así, hay muchas empresas que se lanzan a desarrollar productos priorizando únicamente la entrega rápida de funcionalidades. Esto implica dejar de lado fases periódicas como el discovery (o descubrimiento de necesidades), la experimentación y el aprendizaje contínuo, para tratar la implementación como una fase lineal. De esta forma, acaban desarrollando productos en base a una cultura de proyectos.
Pasar de una cultura a otra requiere un cambio completo a nivel mental, organizacional y estructural. No todas las empresas entienden el valor potencial que les puede aportar la cultura de Producto, y cuesta que tomen esa decisión estratégica.
Pero el hecho de no tener la cultura adecuada en la empresa reduce las probabilidades de éxito del producto una vez lanzado al mercado, y puede acarrear consecuencias graves. Por ello, es importante entender qué puede pasar si se adopta (o no se adopta) una buena cultura en la empresa, para inspirar a hacer el cambio ahí donde sea necesario.
Beneficios de la Cultura de Producto
Cuando una empresa que crea un producto tecnológico tiene cultura de Producto arraigada en sus empleados, procesos y metodologías, los beneficios no tardan en verse.
Mayores probabilidades de encontrar Product-Market fit
La creación de un producto, inicialmente, conlleva más incertidumbre que un proyecto cerrado. De hecho, solo el 10% de las startups encuentran encaje en el mercado con su producto.
Tradicionalmente, ante una nueva idea, se invierten meses en su desarrollo para, a continuación, plantearse: ¿Le va a gustar a la gente este producto? ¿No solo les va a gustar, sino que van a estar dispuestos a pagar por ello?¿Cumplirá sus expectativas? ¿Habrá retención? ¿Habrán servido de algo estos meses de tiempo y recursos invertidos?
Por suerte, realizar los cambios que implican pasar de una cultura de proyecto a una cultura de producto nos confiere mayores probabilidades de lanzar e iterar productos que tengan cabida en el mercado. Reduce esa incertidumbre en base al discovery contínuo.
Mayor habilidad para innovar
La estrategia orientada a producto busca crear valor en un mercado, por tanto está en constante búsqueda de los problemas y necesidades de sus clientes potenciales.
Ante estos problemas y necesidades detectadas, en la cultura de producto se busca innovar y experimentar con diversas soluciones para elegir aquellas que, con certeza, cumpliran sus expectativas.
Cuando se dispone de este proceso de experimentación, aprendizaje y mejora constante, se propulsa la innovación.
Crecimiento liderado por el producto
Las empresas orientadas a producto tienen un gran potencial para crecer rápidamente con menor inversión en recursos, cuando los productos atraen a más y más clientes interesados que luego se convierten en usuarios de pago.
En una cultura de proyectos, cada proyecto bajo demanda soluciona un problema a un cliente. La empresa no crece por un proyecto en concreto, sino que crece en base a tener muchos proyectos. Cuantos más recursos, más proyectos pueden asumir. En cambio, en una cultura de producto, se focalizan los esfuerzos en solucionar un problema común para el mayor número de gente posible, liderando con el producto el crecimiento de la empresa.
Motivación de los equipos y atracción de talento
Los que estamos en el sector Tecnología, podemos trabajar en proyectos como en productos, pero la mayoría de gente valora que el resultado que crean sea útil para el usuario final, que aporte valor y que siga una visión que les inspire.
Una parte importante de la cultura de producto se basa en empoderar a los equipos para que encuentren y solucionen aquellos problemas que más necesitan resolver sus usuarios. Esto aporta unos retos constantes que motiva a los equipos a dar lo mejor de sí, e incrementa la satisfacción personal ante los resultados conseguidos.
En cambio, la presión a la que se someten los equipos de producto por crear productos exitosos, sin la cultura y soporte adecuado para ello, desmotiva y provoca pérdida de talento en las organizaciones.
La cultura ideal
Lo que es una buena cultura para una empresa, puede ser una mala elección para otra. Por eso, no existe una receta mágica única para cualquier entidad, sino que tenemos que encontrar la mentalidad que mejor encaja.
En cualquier empresa de producto, su cultura ideal es aquella que es flexible, para adaptarse a las necesidades y casuísticas de la empresa en cada momento, compartida entre todos sus integrantes, y con sentido de producto.
Como filosofía general, la cultura de producto debería priorizar:
Problemas compartidos en muchos usuarios, en vez de requisitos internos o individuales.
Experimentos basados en datos, en vez de suposiciones.
Generación y validación de ideas, en vez de mandatos de solución.
Foco en valor y resultados, en vez de foco en funcionalidades.
A todos los Product Managers frustrados por la cultura de su empresa:
A raíz de la charla sobre Cultura de Producto en Itnig, salieron a la luz muchos Product Managers frustrados por la cultura de su empresa, más parecida a la cultura de proyectos.
Si estás leyendo esto, puede que formes parte de este grupo, y tengo un mensaje para ti:
Aunque la decisión de invertir recursos y adoptar una cultura de Producto de forma transversal en la empresa solo puede venir desde arriba (C-Suite), está en nuestras manos transmitir sus beneficios para inspirar este cambio.